Aunque la semana comenzará con un ambiente anticiclónico, una fuerte advección del oeste o suroeste podría imponerse a partir de mediados de semana, arrastrando aire muy húmedo desde el Atlántico subtropical.
La persistente dorsal anticiclónica que nos afecta sería típica del periodo invernal si no fuera por su intensidad y la temperatura de la masa de aire que posee. Con presiones y geopotenciales excepcionalmente altos y temperaturas en niveles bajos de la atmósfera comparables a las de un mes de mayo, ha batido numerosos récords tanto en el interior peninsular como en otras regiones del suroeste de Europa. Sin embargo, su persistencia no será mayor que la de otras dorsales típicas invernales y su debilitamiento ya es inminente.
A partir del próximo miércoles esa dorsal habrá desparecido y el anticiclón que la acompaña y que en los últimos días ha estado sobre la Península, migrará hacia el norte de África permitiendo la llegada de frentes y bajas procedentes del Atlántico. Esta situación es probable que se traduzca inicialmente en una fuerte advección del oeste que empezará a notarse en el noroeste peninsular durante el miércoles y el jueves para posteriormente extenderse al resto del territorio.
Con esta situación sinóptica cabe esperar, por tanto, que la semana comience con un ambiente anticiclónico, cielos poco nubosos, algunas nieblas y vientos flojos variables con brisas. Sin embargo, a partir del miércoles se impondrá el flujo del suroeste y los primeros frentes empezarán a alcanzar el noroeste, con precipitaciones que se irán extendiendo a otras zonas en días posteriores, acompañadas además de fuertes rachas de viento.
Un gran río atmosférico traerá humedad desde latitudes subtropicales
El recorrido de la masa de aire será especialmente llamativo, puesto que cruzará el Atlántico desde latitudes subtropicales. No hay que perder de vista que el océano en algunos puntos próximos a nuestro continente se sitúa a más de 2 ºC por encima de su temperatura habitual en esta época del año, lo que contribuirá a aumentar la evaporación y facilitar un mayor contenido de humedad de la masa de aire.
Esto se traducirá en precipitaciones que pueden ser fuertes y persistentes, dependiendo de las características finales que adopten los frentes y bajas que afecten a la península podrían ser muy abundantes en puntos de la vertiente Atlántica.
La nieve también podría aparecer en las montañas e ir bajando posteriormente de cota. No obstante, debido al carácter subtropical de la masa de aire, será muy poco probable y quedará restringida a las cotas más altas de los sistemas montañosos, al menos durante los primeros días del episodio.
Tampoco es una situación favorable para que las lluvias lleguen con intensidad al Mediterráneo, donde será necesaria la formación de bajas secundarias o la evolución a otro tipo de escenario meteorológico para que las lluvias lleguen con intensidad a estas regiones, algo que no se descarta posteriormente, pero que al menos durante la semana que viene será poco probable en principio. Será necesario confirmar la evolución posterior del episodio para confirmar esta situación en el este peninsular, no siendo descartables las precipitaciones también allí.
Riesgo de fuertes vientos
Aunque todavía no está clara la posición y profundidad de los centros de bajas presiones, el escenario meteorológico que se plantea es favorable para que algunas de estas borrascas evolucionen lo suficiente y den lugar a un temporal de viento generalizado en buena parte del suroeste del continente debido a la intensidad del chorro polar que discurrirá por estas latitudes y el fuerte contraste térmico en todos los niveles.
Todavía es pronto para poder determinar su magnitud, pero es una situación probable y que deberá ser seguida con atención durante los próximos días.