Las 560 piezas sigladas que fueron retiradas tras los daños producidos por los terremotos de 2011 han vuelto a su lugar de origen
Los trabajos se centran en la recuperación de la altura y niveles del suelo original sobre el que se colocará una nueva solería
El monumento se mostrará tal y como fue concebido por Pedro Milanés en 1646, recuperando sus volúmenes sobre una pantalla de hormigón de casi ocho metros de altura
La arquería del antiguo claustro de Santo Domingo, que fue concebida por Pedro Milanés en 1646, está en la recta final de su recolocación en su lugar de origen. Las 560 piezas sigladas fueron retiradas tras los daños que sufría el monumento como consecuencia de los terremotos de mayo de 2011. “Los trabajos se centran en estos momentos en la recuperación de la altura y niveles del suelo original sobre el que se colocará una nueva solería para proteger lo que queda de la anterior. La recolocación y musealización está muy avanzada, por lo que creemos que podrá estar concluida este octubre”, afirmaba el concejal de Cultura, Santiago Parra Soriano, que supervisaba las obras en compañía del arquitecto director de las obras, Juan Carlos Cartagena.
El proyecto se ha ido adaptando conforme se producían distintos hallazgos. “Bajo el nivel del pavimento de la calle, empotradas, aparecían las basas y parte de los fustes de las columnas de las arquerías. Hubo de acometerse una excavación para llegar al punto de arranque. Se constató la existencia de los pedestales de apoyo de la estructura porticada, lo que supuso un gran descubrimiento. Y, por tanto, hubo de adaptarse el proyecto para poner en valor todo lo que se mostraba oculto”, explicaba Cartagena.
El pavimento original del claustro, dos pozos de agua, dos estructuras murarias y tres fosas aparecían durante la actuación que contaba con la correspondiente supervisión arqueológica. “Se ejecutaba una camisa de hormigón que envuelve los tres alzados de arcadas. Se colocaba una cimentación con una sucesión de micropilotajes, coronados por un encepado continuo a modo de viga desde donde arrancan los pilares de hormigón. “La pantalla de cemento armado tiene una altura de unos ocho metros y muestra la huella de la arquería con todas sus arcadas. Una a una se han ido colocando todas las piezas que tuvieron que ser retiradas tras los terremotos. Permanecieron en un almacén a la espera de ser devueltas a su lugar de origen tras un complejo proceso de restauración que ha llevado a cabo la empresa del lorquino Teo Campoy Martínez, Salmer, de cantería y restauración”, destacaba Parra Soriano.
Para la recolocación de las piezas se están utilizando métodos tradicionales con la incorporación de morteros de cal hidráulica y mezcla de áridos ajustados con cuñas de madera. Y la inyección de lechada de cal por gravedad a través de orificios originales existentes en las piezas de cantería. “Una vez colocada toda la arquería en su lugar de origen se limpiará y consolidará. Y se acometerá la fase de iluminación para realzar el monumento, aunque las primeras pruebas se ejecutaban semanas atrás con el fin de ir avanzando en los trabajos finales”, explicaba el edil de Cultura.
La estructura del antiguo claustro de Santo Domingo se plantea como si de un telón de fondo de un teatro se tratara. La musealización incluirá un rótulo como la inscripción: ‘Claustro de Santo Domingo’. El edil significaba que el gerente de la empresa que se encarga de los trabajos aprendía su oficio en la Escuela Taller de la Concejalía de Desarrollo Local y Empleo en los primeros cursos.
Su profesionalidad, manifestaba, le ha llevado a estar actualmente realizando la conservación y restauración del sector occidental de la Porticus Post Escaneam del Teatro Romano de Cartagena, la restauración y conservación del recinto inferior del Palacio Ibn Mardanis del Castillejo de Monteagudo, conocido como Palacio del Rey Lobo, y en el Castillo de Álhama. Y mucho antes se encargaba de la restauración de la fachada y leones del Congreso de los Diputados, integrando una unión temporal de empresas, Ute, junto a la madrileña Fernández Molina, con la que también acometía la restauración de los patios del Palacio de las Cortes.
Insistía en que con la puesta en valor del monumento la ciudad no solo recupera el antiguo claustro de Santo Domingo, sino que incorpora un espacio más al recorrido turístico de la ciudad. “Nos va a permitir poder llevar a cabo en él determinados acontecimientos como recepciones que tenían hasta este momento como escenario el patio porticado del Palacio de Guevara o el antiguo claustro del convento de la Merced. Se sumará al itinerario de visitas”. Y recordaba que se trata de uno de los últimos monumentos que quedan por ponerse en valor tras los terremotos de mayo de 2011.