Se estima una producción cercana a los 4 millones de kilos de uva, lo que supone un incremento de aproximadamente el 25% respecto a campañas anteriores, impulsada por unas condiciones meteorológicas favorables que auguran una calidad destacada.
Las lluvias abundantes de la primavera pasada, especialmente en marzo, batieron récords históricos con acumulados de hasta 700 litros en algunos parajes de la DOP Bullas.
Estas precipitaciones permitieron que el viñedo se recupere tras períodos de estrés hídrico, favoreciendo un mayor equilibrio en las cepas y un incremento de la producción.
El inicio de la campaña ha llegado con un adelanto de entre 7 y 10 días en las variedades blancas y en las tintas tempranas, tendencia que se ha repetido en las dos últimas campañas.
Según el Consejo Regulador, entre el 25 y el 28 de agosto comienza la vendimia de variedades blancas como Macabeo y de tintas tempranas como Merlot y Garnacha Tintorera, esta última una de las primeras en abrir el periodo de recolección en la DOP Bullas.
En los días siguientes, y a principios de septiembre, se unirán otras variedades como Syrah, Tempranillo, Petit Verdot y Cabernet Sauvignon.
La ola de calor de agosto ha acelerado la etapa final de maduración, aunque hasta julio la evolución de la viña se mantenía dentro de parámetros normales. La Monastrell, variedad emblemática de la DOP Bullas, mantiene un ciclo largo y no se ha visto tan afectada, por lo que aún no se puede determinar si su recolección también se adelantara.
Las previsiones apuntan a una campaña muy buena, con producción recuperada y uvas de excelente calidad. Esto permitirá elaborar vinos con gran equilibrio, estructura y expresión varietal, reforzando la reputación de la DOP Bullas como una de las zonas productoras más singulares del sureste español.
La Denominación de Origen Protegida Bullas se sitúa en el noroeste de la Región de Murcia. Su territorio destaca por un viñedo de altura, suelos calizos y un clima mediterráneo continentalizado, que favorecen vinos de gran singularidad. La Monastrell es la variedad más representativa y aporta la identidad diferencial a los vinos amparados.