El proyecto prevé un gran corredor verde sobre el antiguo “camino de hierro” y una reforma integral del Puente de San Diego, con mejoras en iluminación, pavimento y zonas peatonales para reducir la dependencia del vehículo y ganar espacio para el peatón.El alcalde de Lorca, Fulgencio Gil Jódar, ha anunciado que la renovación integral del Puente Nuevo o Puente de San Diego, conocido popularmente como “Puente de Eroski”, y la creación de la Alameda Central sobre el antiguo trazado ferroviario soterrado se sitúan entre las prioridades del actual equipo de gobierno. La pasarela, construida tras la riada de 1973 e inaugurada en 1981, apenas ha recibido intervenciones de calado pese al intenso tráfico rodado y peatonal que soporta a diario entre la avenida de Juan Carlos I y la avenida de Europa.
La actuación en el puente contempla la renovación completa de las luminarias, incorporando nuevos puntos de luz en la propia pasarela, así como la colocación de asfalto fonoabsorbente para reducir el ruido del tráfico. Las plataformas laterales peatonales, actualmente formadas por planchas metálicas que generan ruido e inestabilidad al paso, serán sustituidas por superficies más firmes y seguras, al tiempo que se renovarán barandillas, balaustradas y quitamiedos para mejorar la seguridad y la imagen del viaducto.
Gil ha recordado que el Puente Nuevo era el único puente pendiente de renovación tras las mejoras ejecutadas en el Puente de la Torta y la pasarela Alcalde Miguel Navarro Molina. En este sentido, ha insistido en que no se trata solo de una intervención estética, sino también funcional, destinada a adaptar la infraestructura a las necesidades actuales de movilidad y a la creciente afluencia de peatones entre el centro y los barrios del entorno.
En paralelo, el Ayuntamiento proyecta la futura Alameda Central sobre el espacio liberado por el soterramiento del ferrocarril, que el alcalde ha definido como una “oportunidad histórica” para eliminar una barrera física que dividía en dos la ciudad. El objetivo es transformar las antiguas vías y balasto en un gran corredor verde con arbolado, vegetación, carril bici, áreas deportivas y espacios para usos culturales y recreativos abiertos a todas las familias lorquinas, integrando este eje con la red de alamedas y vías verdes existente.
La nueva alameda mejorará la conectividad entre el centro y barrios cercanos, actuando como pulmón natural y cinturón verde que contribuirá a mitigar el efecto isla de calor. Equipamientos como el Centro de Desarrollo Local, los institutos Ros Giner, Ibáñez Martín, Ramón Arcas y Príncipe de Asturias, así como los monasterios de clarisas y San Diego, pasarán de “dar la espalda” a la traza ferroviaria a “abrazar” la Alameda Central, que se concibe como un gran espacio de encuentro intergeneracional.
“El objetivo es reducir la dependencia del vehículo privado y garantizar un entorno urbano más habitable y sostenible, ganando en calidad ambiental y en movilidad peatonal”, ha señalado Gil, quien considera que ambos proyectos, estrechamente interconectados, “transformarán la ciudad y harán más útil el casco urbano para la vida diaria de los lorquinos”. Estas actuaciones se suman al plan de rehabilitación del casco antiguo, que incluye nuevas viviendas y servicios con la expectativa de reactivar comercio, hostelería y negocios de proximidad en el centro histórico.
