- En los últimos años se han rehabilitado 250 piezas en los talleres de carpintería y restauración de la Concejalía de Desarrollo Local y Empleo
- Sillas y sillones eran retapizados y esperan embalados en la biblioteca de la planta baja para ser devueltos a las estancias que ocupaban
- Arcones, bargueños, armarios, mesas y pinturas recuperaban su encanto de antaño para ser mostrados en la también conocida como ‘Casa de las Columnas’ desde este octubre
A duras penas la puerta de la que otrora fuera el despacho y biblioteca del Palacio de Guevara se puede abrir. La estancia está, literalmente, ocupada por sillas, sillones, butacas… que llegaban recientemente a la también conocida como ‘Casa de las Columnas’ tras ser retapizados. La edil de Desarrollo Local y Empleo y el de Cultura, Rosa María Medina Mínguez, y Santiago Parra Soriano, respectivamente, supervisaban cada una de las piezas. “Las telas son lo más parecido posible a las que lucían en su época de esplendor, cuando la casa aún estaba ocupada por la familia que la habitaba. El trabajo que han hecho es magnífico”, destacaba Medina Mínguez mientras las examinaba.
Un gran armario con puerta de espejo también aparecía embalado en la misma estancia y otros objetos que en unos días comenzarán a llenar cada una de las salas del viejo palacio que recuperará su encanto de antaño. “Bargueños, arcones, sillas, mesas, biombos… han sido limpiados y restaurados y serán recolocados en su lugar de origen a la espera de ser contemplados por los visitantes que comenzarán a llegar este octubre, una vez concluyan los trabajos de adecuación de cada una de las salas de la Casa de las Columnas”, explicaba Parra Soriano.
Entre las estancias más avanzadas en cuanto a rehabilitación de su mobiliario y recolocación de sus enseres está el Salón Amarillo o de Baile. “Es de un estilo decorativo delicado y elegante. Debe su nombre al color de la tapicería de sus sillones y sillas, el amarillo, pero también a que en él tenían lugar bailes y encuentros de la sociedad de entonces. La lámpara de cristal de La Granja son maravillosas, como también su espejo tallado que ya existía en 1705 y su oratorio particular, oculto en un armario, que se mostrará con las puertas abiertas y en las que aparecen figuras de santos de la devoción familiar, San Emigdio, Santa Bárbara, San Antonio de Padua y Santa Escolástica. Y pinturas decorativas en el techo y las paredes que simulan arquitecturas de pilares con Hermes, columnas y frontones imitando escenas clásicas”, profundizaba el edil de Cultura.
Este ponía especial énfasis en la habitación principal del palacio con una “cama de palillos con colcha roja de damasco original, un crucifijo del siglo XVII de marfil y fotografías y detalles sobre la coqueta y mesitas de noche de los inquilinos que la casa tuvo a lo largo de su historia”. Una habitación que muestra una curiosa ventana, uno de los enigmas que encierra el palacio. “Todo parecen conjeturas. Fue uno de los hallazgos tras las obras de rehabilitación de la casa después de los terremotos de mayo de 2011. Es una pequeña ventana que une dos habitaciones. Tiene dos puertas, una a cada lado, y es imposible sobrepasarla, ya que en el centro hay una reja. Pero también cuenta con una salida de humos, por lo que podría haber acogido una vela”.
Entre las piezas más significativas está una arquimesa o bargueño del siglo XVII, pero también toda una colección de arcones. Todos ellos, detallaba la edil de Desarrollo Local y Empleo, “han sido limpiados y recuperados en los talleres municipales de carpintería y restauración. Unas 250 piezas, la mayoría mobiliario, han sido restauradas por el maestro ebanista Manuel Mateo Manzanera y por el maestro escultor y restaurador Antonio García Rico. Han hecho una labor excepcional como se puede contemplar examinando cada uno de los objetos que han pasado por sus manos a lo largo de los últimos años”, significaba Rosa María Medina.
El ochenta por ciento de los bienes que atesoraba el Palacio de Guevara se han puesto en valor mientras se retapizan las paredes del salón rojo y verde. “Se van a entelar para dar sentido a su denominación primitiva. En ellas, se están colocando vitrinas donde se expondrán algunas de las piezas de mayor valor. Y muy pronto también llegará la moqueta que recrea el pavimento cerámico original del siglo XVIII que será protegido para evitar que pueda ser dañado con las pisadas de los visitantes”, recordaba Parra Soriano.
EN EL INVENTARIO
Pinturas
Colección de cobres de Frans Francken II. Salomón y la Reina de Saba, la Ofrenda de Abigaíl, Huida de Lot y Agar y el Ángel. Siglo XVII.
Madonna de Giovanni Battista Salvi. Una de las obras más bellas de cuantas se conservan en la Casa. Segunda mitad del siglo XVII.
Inmaculada Concepción del Taller de José Antolínez. Después de Murillo, es el máximo representante de pintura de Inmaculadas en España. Siglo XVII.
Colección cuadros Pedro Camacho Felices. La Fortaleza, la Magdalena, San Andrés… Siglo XVII y XVIII.
Retrato de don José Musso Valiente. Atribuido a José de Madrazo. Hacia 1818.
Retrato de don José Musso Fontes. Federico de Madrazo. 1847.
Retrato de doña Manuela Moreno Rocafull. Luis de Madrazo. 1874.
Doloretes. Manuel Harmsen. 1894.
Esculturas
Crucifijo. Talla de marfil. Anónimo. Siglo XVII.
Inmaculada. Talla en madera policromada. Anónimo. Siglo XVII.
San José y el Niño. Talla en madera policromada. Anónimo. Siglos XVII-XVIII.
Busto de Manuel Harmsen. Bronce. Vicente Mañuls.
Mobiliario
Colección de arcones. Siglo XVII y principios del XVIII. Alguno muestra la Cruz de Santiago, orden a la que pertenecía el caballero don Juan de Guevara García de Alcaraz.
Arquimesa. Siglo XVII.
Silla Salón Amarillo. Siglo XVIII. Madera de pino, pintada y dorada. Estilo veneciano, asimilación de los estilos Luis XV (Francia) y Reina Ana (Inglaterra).
Biombo. Siglo XIX. Parecen tener un origen oriental (China). Bastidor de madera pintada. Revestido de tela estampada con motivos bordados a mano con hilo de plata sobre seda.
Colección de abanicos. Siglo XIX. Con varillaje de hueso calado con incrustaciones de espejuelos, con motivos florales en oro y plata, de nogal satín, con madera de ébano, con nácar y de concha de carey.