Técnicos del Ayuntamiento y de Bienes Culturales la visitaban para comprobar el estado en que se encuentra y los trabajos necesarios para los nuevos usos que se pretenden
El monumento, integrado en el conjunto de la vieja cárcel, resultó gravemente dañado en el terremoto de 1674, por lo que fue demolida su parte más alta y trasladado el reloj a San Patricio
Marcaba el régimen de los riegos, pero también su campana señalaba las horas para que los vecinos acudieran a reintegrar al Pósito el trigo que debían por todo el mes de agosto
El proyecto que se pretende no solo permitiría el acceso de turistas y visitantes, sino que también se musealizaría el monumento recuperando gran parte de su historia
La imponente fachada principal de la antigua colegial de San Patricio únicamente se puede contemplar en su integridad de forma lateral desde el esquinazo con la Plaza de España o la calle Abad de los Arcos, ya que el visionado desde la vía que la ocupa, Corregidor, se hace muy dificultoso. Otra imagen, aunque parcial, se puede captar desde el inicio de la Plaza del Caño. Sin embargo, esta situación podría tener los días contados, ya que un nuevo mirador podría permitir una vista única de la portada del templo.
La Torre del Reloj, denominada más recientemente como Torre 22 como parte del recinto amurallado, podría convertirse en un mirador de la fachada principal de la antigua colegial, como avanzaba este miércoles el concejal de Turismo y Cultura, Santiago Parra Soriano, que daba cuenta de la visita realizada al monumento por técnicos de la Dirección General de Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y del Ayuntamiento. “La recorrieron arqueólogos y arquitectos para comprobar el estado en que se encuentra. Habrá una nueva visita para realizar exámenes más precisos dentro de las pretensiones de convertir el monumento en un mirador estratégico sobre la fachada principal de San Patricio”.
La Torre 22 se sitúa junto al Pósito (Casa del Artesano) y se integra dentro del complejo de la vieja cárcel de la ciudad. Está coronada por una terraza con una baranda visibles desde la parte central de la Plaza de España. Su denominación, ‘Torre del Reloj’, se debe a que marcaba el régimen de riegos, pero también sus campanas marcaban los horarios en que los lorquinos debían acudir a llevar su trigo en agosto al Pósito. “Es difícil establecer la altura con que cuenta. La primitiva, de origen medieval, pudo superar los siete metros. El terremoto de 1674 causó graves daños en el monumento, por lo que años después fue demolida su parte más alta y trasladado el reloj a la torre de San Patricio”, explicaba el edil de Turismo y Cultura.
En ‘Anales de Lorca’, de Joaquín Espín, se hace referencia a la campana del reloj ofreciendo un dato del 20 de agosto de 1498. Entonces, se dice que se cubra el chapitel de la Torre del Reloj para evitar el daño que puede causar la caída de su campana. Aparecen nuevos retazos sobre el monumento en 1505, cuando se paga al físico, al boticario y al que cuida el reloj. Y en 1731 en que se paga a los fieles del reloj, Ginés García Campoy y Andrés García Valero, la suma de 60 reales por tocar la campana a las horas señaladas para que los vecinos acudieran a reintegrar al Pósito lo que debían por todo el mes de agosto. “De esta forma, nacía el dicho: ‘Fastidias más que la campana del Pósito’. Y en 1771 en vista del estado de ruina y por mostrar su parte final desplome el Concejo determina construir una nueva torre en lugar adecuado. Incluso se baraja la posibilidad de hacerla en el centro del edificio del Ayuntamiento, encima del arco central de su fachada”, detallaba Parra Soriano.
Finalmente, añadía, se determinaba que “estando en ruinas la torre y precisando su demolición había que colocar el reloj y su campana en otro lugar, determinándose que este fuera la torre campanario de la colegial. Se colocaba de forma provisional, aunque aún en ella permanece. La vieja torre del antiguo reloj fue desmochada. En estas tareas y en colocarlo en San Patricio se gastaron 3.074 reales”.
La intención, argumentaba el edil de Turismo y Cultura, es “no solo crear un mirador para visionar en todo su esplendor la fachada principal de la antigua colegial de San Patricio y los tejados de la vieja ciudad, sino recuperar la historia del monumento. Fue de especial importancia para la ciudad y debe ser conocida por todos, lorquinos y visitantes. No descartamos musealizar la torre y detallar los principales datos que sobre ella se guardan en el Archivo Histórico Municipal Juan Guirao García”.
Por último, argumentaba, “se trata de un proyecto mucho más ambicioso que pretende crear una serie de miradores que permitan al turista un nuevo visionado de los monumentos y de la ciudad desde las alturas. Para ello, podrían ponerse en valor distintos espacios emblemáticos nunca antes abiertos al público”.
