El pleno municipal de Lorca ha aprobado este lunes el cambio de denominación de la calle Beato Fray Pedro Soler, en el puente de los Carros, que pasará a llamarse San Pedro Soler, tras la canonización del fraile lorquino hace un año en el Vaticano. El acuerdo responde a la solicitud de la Archicofradía del Santísimo Cristo de la Sangre y del párroco de la iglesia de San Cristóbal, con el objetivo de actualizar los registros y señalización tras la elevación a los altares del que fue el primer santo del barrio de San Cristóbal.
El alcalde, Fulgencio Gil Jódar, destacó el carácter ejemplar de Pedro Soler, recordando su trayectoria y los distintos emplazamientos en Lorca que han llevado su nombre: desde la plaza situada junto a la iglesia de San Cristóbal, la calle Avellaneda, la calle del Aire (hoy Presbítero Emilio García), hasta la actual ubicación en el puente de los Carros. “Su santificación supone un hito histórico para nuestra ciudad y para el turismo religioso”, subrayó Gil Jódar.
El cambio de nombre incluye la actualización de los rótulos y hojas padronales, así como la comunicación a los servicios municipales, fuerzas de seguridad y residentes. Un informe técnico respalda la modificación, considerando la reciente canonización y la relevancia del santo para el barrio y el municipio.
Un legado de fe y devoción reconocido internacionalmente
Pedro Nolasco Prudencio Soler Méndez, conocido como Fray Pedro Soler, nació en la calle Avellaneda de Lorca en 1827 y desarrolló una intensa labor cristiana y misionera, que culminó con su martirio en Damasco en 1860. Su canonización por el Papa Francisco hace un año, en una ceremonia multitudinaria en la Plaza de San Pedro del Vaticano, supuso la consolidación de su figura como santo universal, trascendiendo fronteras y siendo referente para miles de fieles.
La noticia también recuerda los lugares vinculados a la vida y legado de San Pedro Soler, como la iglesia de San Cristóbal, el convento de San Diego, la iglesia de San Francisco, el convento de la Virgen de las Huertas y el monasterio de Santa Ana y Santa María Magdalena de clarisas, que custodian reliquias y recuerdos del santo lorquino.
Además de las efemérides más relevantes de su vida, se prevé la instalación de una escultura en la capilla de la iglesia de San Cristóbal para rendir homenaje permanente a quien ya se ha convertido en el primer santo del barrio y de la ciudad.
