Con la retirada de canalizaciones obsoletas, nuevas luces ornamentales y un repintado integral, el emblemático puente de Lorca se convierte en un símbolo de la Semana de Pasión.
Miércoles, 9 de abril de 2025. El histórico Puente de la Torta, que en su día sirvió para cruzar la Rambla de Tiata, ha recobrado su encanto tras una serie de intervenciones iniciadas a mediados de diciembre del pasado año. Coincidiendo con la celebración de la Semana Santa, el puente se ‘vestirá’ simbólicamente con los colores de las cofradías, gracias a un nuevo sistema de iluminación ornamental.
“Se han retirado las canalizaciones en desuso que sostenía y que resultaban visibles, se ha renovado la iluminación ornamental y se ha procedido a su repintado. El monumento, con más de un siglo de historia, ha recuperado su esplendor. La nueva iluminación nos permitirá que durante la Semana de Pasión luzca los colores de las distintas cofradías”, ha declarado Rosa María Medina Mínguez, concejala de Fomento y Desarrollo Local.
Estas actuaciones comenzaron en la segunda semana de diciembre con el objetivo de concluirse durante el primer trimestre de 2025. Los trabajos se aceleraron al máximo para minimizar las molestias al tráfico en la Ronda Central de Evacuación, que transcurre bajo la estructura. A pesar de los cortes intermitentes, se garantizó la circulación manteniendo al menos un carril abierto en cada dirección.
Medina Mínguez ha subrayado la necesidad de esta intervención: “Es una pieza destacada en el ámbito de la arquitectura y la ingeniería, que ha cobrado un especial protagonismo con la construcción de la Ronda Sur, que en este tramo ocupa la antigua Rambla de Tiata. A diario, miles de vehículos pasan bajo la pasarela, por lo que su visión desde abajo se ha vuelto mucho más habitual. Era imprescindible eliminar las antiguas canalizaciones obsoletas, pero también era necesario resaltar la estructura del puente con una iluminación que pusiese en valor sus características singulares”.
Para ello, se han instalado 26 proyectores RGBW que iluminan toda la parte inferior del puente, una estructura compuesta por dos arcos paralelos, arriostrados cada tres metros, con una luz de 45 metros y una altura máxima de seis metros sobre el lecho de la rambla. Desde la construcción de la Ronda Central, esta altura se ha visto considerablemente incrementada. La baranda original, formada por barras de hierro embutidas en pilotes de hormigón, ha experimentado diversas modificaciones a lo largo del tiempo, hasta llegar al diseño actual con mayor riqueza ornamental, que también ha sido repintado recientemente.
La ejecución de los trabajos ha sido llevada a cabo por una empresa externa, mientras que la instalación eléctrica ha corrido a cargo de los alumnos y el monitor del Taller de Electricidad del Programa Mixto de Empleo y Formación Alfa, impulsado por la Concejalía de Desarrollo Local y Empleo. El coste total de la actuación ha sido de 26.000 euros.
Este proyecto constituye el broche final a una serie de mejoras urbanísticas en la zona, que incluyen amplias áreas ajardinadas pobladas con miles de plantas y árboles que rodean el nuevo vial. Estas actuaciones, junto con la Ronda Norte, han permitido descongestionar el centro de la ciudad, desviando más de diez mil vehículos diarios.
En el jardín contiguo al puente se han plantado limoneros, naranjos y rosas, en un guiño directo a la popular ‘Jota Lorquina’, que reza: “Cuando pasa mi Patrona por el Puente de la Torta, florecen los limoneros, los naranjos y las rosas”. Y es que esta pasarela no solo representa una vía de paso habitual hacia Santa Quiteria o la Virgen de las Huertas, sino que también forma parte del recorrido anual de la romería de Santa María la Real de las Huertas, durante las Ferias y Fiestas de septiembre. En ese trayecto, la ‘Jota Lorquina’ es interpretada tradicionalmente.
“Desde esta Semana Santa, el puente cobrará un protagonismo especial, ya que, al situarse la nueva nave del Paso Azul en Santa Quiteria, el tránsito de mayordomos, lorquinos y visitantes aumentará considerablemente. Muchos querrán visitar las nuevas instalaciones de la Hermandad de Labradores”, ha añadido Medina Mínguez.
Construido en 1910, el Puente de la Torta debe su nombre a la estructura que reemplazó: un antiguo malecón o «torta» destinado a cruzar la rambla y desviar el agua hacia los brazales de Cazalla y Marchena. Su edificación, que costó 14.000 pesetas de la época, fue financiada por el Sindicato de Riegos, con el fin de evitar las interrupciones provocadas por lluvias torrenciales que hacían intransitable el badén anterior.
En esa misma zona existía un gran partidor de agua, donde se bifurcaban los caudales hacia los brazales de Las Cabezas y la Bóveda, que a su vez se dividían en otras acequias. El lugar era conocido como la “Torta de los tres Puentes”, por las tres pasarelas elevadas que permitían el paso de personas sobre los cauces. La construcción del Puente de la Torta marcó un hito en la conexión entre la huerta y la ciudad, especialmente durante la feria de ganado y las fiestas patronales.
El antecedente más cercano a esta estructura podría encontrarse en el Puente de Golbardo, en Cantabria, diseñado por el ingeniero José Eugenio Ribera Dutaste en 1903, siete años antes de que se construyera la pasarela lorquina.
En la actualidad, el Puente de la Torta ha cobrado un nuevo protagonismo con la creación del Auditorio Margarita Lozano, en el complejo de Ferias y Congresos de Ifelor. Su cercanía al núcleo urbano permite a los asistentes desplazarse a pie por las Alamedas hacia el recinto ferial del Huerto de la Rueda o al Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas, así como al tradicional mercado de los jueves.