La intervención, dirigida por Antonio García Rico, resalta el compromiso de Lorca con la conservación de su patrimonio cofrade.
El alcalde de Lorca, Fulgencio Gil Jódar, ha entregado este miércoles dos candelabros de la Hermandad de Labradores, Paso Azul, que fueron restaurados por el Taller de Restauración Municipal. Estas piezas, de gran valor artístico y devocional, forman parte del primer trono de la Virgen de los Dolores, diseñado en 1940.
Los trabajos de restauración, liderados por el restaurador Antonio García Rico, han permitido reforzar la estructura de los candelabros, recuperar su dorado original y mejorar el sistema eléctrico, todo con el objetivo de garantizar su conservación a largo plazo. Esta labor ha sido posible gracias a la colaboración de la Fundación Paso Azul y representa un avance significativo en la puesta en valor del patrimonio cofrade lorquino.
El alcalde Fulgencio Gil destacó el firme compromiso del Gobierno de Lorca con la preservación del patrimonio histórico y cultural de la ciudad. «La Semana Santa de Lorca es más que una celebración religiosa; es un evento de trascendencia internacional que debemos proteger y engrandecer. Con esta restauración, reafirmamos nuestro compromiso con la historia y legado de nuestras cofradías, asegurando que su esplendor perdure para generaciones futuras», afirmó Gil.
Los candelabros, de estilo barroco y elaborados en madera dorada con pan de oro viejo, presentaban un deterioro significativo, con grietas y desajustes estructurales. La intervención realizada incluyó la eliminación de una antigua instalación eléctrica, la apertura de calas para el nuevo cableado, refuerzo de los brazos, sellado de grietas con estucos orgánicos y reintegración del dorado. Finalmente, se aplicó una capa de barniz para asegurar su conservación y se instalaron nuevas tulipas y mecanismos eléctricos.
Gil subrayó que esta acción forma parte de un programa más amplio de restauración del patrimonio vinculado a la Semana Santa en Lorca, que incluye la rehabilitación de otras piezas emblemáticas. «Nuestro legado cultural es una de nuestras mayores riquezas, y la Semana Santa debe seguir siendo un motor económico y turístico fundamental para la ciudad», concluyó.