Por donaciones recientes la Asociación Española Contra el Cáncer ha recargado los fondos que nutre al Rastrillo del Libro Usado de su sede en la calle Narciso Yepes.
En tanto las nuevas aportaciones encuentran hueco en las estanterías, una selección de éstas va a ser dispuesta en un mostrador destacado al fin de exponer novedades, en fechas sucesivas y por temas o géneros.
La vetustez de algunas de las colecciones donadas va a permitir sumar antigüedad, curiosidades y rarezas editoriales a la oferta, de cara al mercado del coleccionismo.
Para empezar, quedan a disposición del público solidario novelas de antes de la Guerra. Los textos que entretuvieron a nuestros abuelos y bisabuelos en sus ediciones originales, tal y como vieron la luz por vez primera, a menudo en formatos populares que se expendían en los kioscos.
Pío Baroja, Luis de Oteyza y otros, forman esta primera tanda que también rinde homenaje al enorme autor de best sellers de la época Vicente Blasco Ibáñez, a pocos años del centenario de su muerte acaecida en 1928. Nadie vendía más que él. Sus traducciones inundaron las librerías norteamericanas.
Acompañará a esta exhibición novelística una muestra de bibliografía didáctica de la época, cortejo al que se unirán vinilos antiguos y hasta discos de acetato. El visitante podrá descubrir por qué a los LPs se les llamó también “álbumes”.
Para satisfacer a los amigos de lo cercano habrá representación de textos de asuntos regionales y locales.
Al fin de facilitar el acceso a las colecciones la Asociación Contra el Cáncer, cuyo local abre de ordinario de 10 a 12 horas lunes, miércoles y viernes, amplia su atención al público en la tarde de los miércoles, de 17´30 a 20´30 horas.
El Rastrillo del libro Usado y, desde ahora también Antiguo, es una fuente de ingresos de esta Asociación que promueve la investigación y atiende directamente a personas afectadas, además de realizar campañas preventivas contra los efectos de la enfermedad.
Pretende también enriquecer las bibliotecas privadas con títulos descatalogados, difíciles de encontrar por otras vías, amén de fomentar la lectura en el formato tradicional y, de paso, incentivar la Economía Circular que abona la reutilización de bienes y materiales.